lunes, 23 de febrero de 2009

200 Años No Son Nada

Este sábado 21 de Febrero se celebró el 200 aniversario de la capitulación de la ciudad de Zaragoza ante las tropas francesas. Fue a cargo de La Asociación Los Sitios con participación de la Asociación de Recreación Histórica "Voluntarios de Aragón". En el mismo sitio; Plaza del Portillo y Aljafería y a la misma hora; al mediodía.
Fue un acto muy sencillo pero muy emotivo, bastante gente acudió al mismo. Muchos de los integrantes de la Asociación Los Sitios acudieron vestidos de época evocando héroes y gente anónima que defendieron Zaragoza, "Voluntarios de Aragón" vestidos por supuesto con el uniforme y equipo que llevaba el 1º Regimiento de Infantería Ligera Voluntarios de Aragón que tan bravamente se distinguió en la defensa de la ciudad.
En la Plaza del Portillo se leyó el Acta de Capitulación y se escuchó el pasaje de ese día del diario de Los Sitios de Faustino Casamayor en un respetuoso silencioso por parte de todos los asistentes.
Luego como debió de ser en 1.809 los defensores se dirigieron hasta la Aljafería con las armas al hombro y en perfecto orden para la entrega de las mismas, pero esta vez fueron claveles.

Voluntarios de Aragón a la espera


Plaza del Portillo, Voluntarios y Asociación Los Sitios


Madre Rafols y ¿Santiago Sas o Boggiero?


Casta Álvarez izquierda y María Agustín derecha


¿Felipe Sanclemente ó Mariano Cerezo? y la condesa de Bureta.

Si en los pies de foto hay algún error pido disculpas, ya que me baso en como iban vestidos y comparándolos con grabados y dibujos de la época intento averiguar de quien van caracterizados.


viernes, 20 de febrero de 2009

Capitulación


No es lo mismo que rendición. La diferencia es sencilla, rendición en el caso de guerra es cuando uno de los dos ejércitos enarbola la bandera blanca y espera a que el vencedor sea benevolente. Capitulación es cuando los dos bandos se sientan a negociar las condiciones para dar término a la guerra en cuestión por distintas razones, como puedan ser que el vencedor vaya a serlo de una manera u otra y quiera acabar con más muertes innecesarias.

Hasta tres veces envían mensajes a Palafox durante los dos sitios para que se rinda, y este por otras tres veces les dice que se vayan a escaparrar, los franceses allá por el veinte de Febrero tenían controlada una cuarta parte de la ciudad y ya estaban en Las Tenerías, parece poco, pero Zaragoza estaba completamente sitiada, no podía recibir ayuda de ningún tipo, no había alimentos, no había prácticamente munición, el tifus causaba estragos, en fin, la cosita estaba muy mal.


Palafox, enfermo por las fiebres, delega la defensa en el general Saint Marq ,el 19 de Febrero un enviado de este se entrevista con el mariscal Lannes e intenta conseguir una tregua de tres días, para primero, conocer el avance de las tropas francesas en la península y valorar las posibilidades reales de recibir ayuda y segundo, si las anteriores respuestas a las preguntas fueran negativas, aceptar la capitulación de Zaragoza con la palabra de honor de Lannes de perdonar la vida a los sitiados.

Pedro María Ric que preside la Junta de Defensa reúne a la misma de manera secreta el veinte por la noche, acuden sólo ocho de los treinta y dos constituyentes, Saint Marq y algunos más decide seguir con la lucha. pese a la que está cayendo, pero se acuerda optar por la capitulación. Los defensores se enteran y muchos de los que aún pueden sostener un arma montan en cólera, en las calles se monta la de dios es cristo, intentan apoderarse de artillería y fusiles queriendo proseguir la defensa hasta la inmolación y durante toda la noche se producen manifestaciones contrarias a la capitulación, Palafox, moribundo pero en un momento de lucidez, se entera, quiere seguir con la defensa “hasta la última tapia de Zaragoza”, se niega a la rendición pero a punta de pistola los franceses le sacan de la cama y le obligan a firmar el Acta de Capitulación en el cuartel general francés en Casablanca junto con el resto de la Junta de Defensa que faltaba por firmar, en un acto humillante, los vencedores tienen estas cosas. Esta acta consta de once puntos, por supuesto, no se acata casi ninguno, como por ejemplo el respeto de las vidas a los sitiados, con los viles asesinatos de Santiago Sas y el padre Boggiero a bayonetazos y tirados al Ebro.


El veintiuno al mediodía los defensores deben de entregar sus armas en el Portillo, el general Lejeune nos cuenta ese momento “«La columna española salió ordenadamente con sus banderas y armas. Nunca pudo nuestra vista contemplar un espectáculo más triste y conmovedor. Trece mil hombres enfermos con el germen del contagio en su sangre, enflaquecidos horriblemente, de barba negra, larga y descuidada, con fuerza apenas para sostener sus armas, se arrastraban lentamente al sonido del tambor. Sus trajes sucios y en desorden, bosquejaban un cuadro de la más espantosa miseria. Un sentimiento de arrogancia y orgullo indefinibles aparecía en los rasgos de sus semblantes lívidos, ennegrecidos por el humo de la pólvora y sombríos por la cólera y la tristeza... En el momento en que estos bravos depusieron sus armas y entregaron sus banderas veíaseles presa de un violento sentimiento de desesperación. Sus ojos chispeaban de cólera».


Esto es lo que se encuentran los franceses cuando se apoderan de Zaragoza después de la capitulación: 6000 muertos en las calles, 26.000 enfermos y heridos, la ciudad destruida en su practica totalidad, hambre, incendios, miseria, y aún así, muchos querían seguir defendiendo lo indefendible.

Nos dice el general Brand “El aspecto que ofrecía Zaragoza cuando entraron los sitiadores a la Plaza del Pilar era uno de los cuadros que no se olvida jamás. Estaba llena de mujeres y de niños llorando, de féretros y cadáveres sin ataúdes. En algunos sitios había hasta veinte de éstos apilados. La calle de Toledo era la más siniestra; era el refugio de la población de los barrios invadidos. En los arcos yacían mezclados niños, ancianos, moribundos, muertos, muebles. En medio de la plaza, un montón de cadáveres desnudos. He asistido al gran reducto de Moscú, pero en ninguna parte he sentido la emoción de Zaragoza”


Zaragoza, antes del asedio estaba habitada por 55.000 almas, en el segundo asedio llego a contar con 47.000 militares y sumados a estos una población civil de 30.000 personas. Las bajas en combate fueron de unos 6.000, pero el hambre, el frío y el tifus elevaron la cifra a 55.000 muertos.

Ya he dicho que el día de la capitulación Zaragoza contaba con 26.000 heridos y enfermos y por el tifus morían diariamente unas 600 personas sobre estas fechas.

Hubo 12.000 defensores que no juraron lealtad al nuevo Rey, José I, como ponía en uno de los once puntos de la Capitulación, así que fueron conducidos a Francia en una cuerda de presos, cada día por el camino había cientos de muertos, Napoleón dijo de ellos que eran “fanáticos que no merecen ninguna consideración”


La ciudad comienza de nuevo con 12.000 personas, con un 75 % menos de población antes de la guerra, tardando muchos años en recuperarse demográficamente, la misma proporción de destrucción sufrió la ciudad en lo que a edificios e instalaciones se refiere, conventos, palacios, iglesias, casas, fábricas, puentes, etc. Zaragoza, durante décadas, no contó con capital humano profesional adecuado, y la burguesía prácticamente desapareció.

Durante los dos sitios murieron condes, barones, labradores, amas de casa, empresarios, militares, niños, trabajadores, profesores, clérigos, monjas, muchos de ellos lo hicieron con el fusil en la mano defendiendo su libertad, y eligieron morir antes que ser sometidos por los franceses, quién sabe si hubiesen vivido mejor que como lo hacían bajo el reinado del inútil de Fernando VII, pero fue su elección y esto es lo que les hace grandes a los ojos de todos nosotros.

Ayer, hoy y siempre, a Zaragoza la defiende su gente.


¿Zaragoza se rendirá? La muerte al que esto diga.

Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abrirase vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.


Más: http://www.fundacion2008.com/web/index.php


miércoles, 18 de febrero de 2009

La Sublime Puerta

Este nombre se le da, o se le daba al Imperio Otomano haciendo una metáfora con la puerta que daba acceso a las dependencias de dicho gobierno situada en Estambul.
Pero también tiene otro significado, el que le dio un escritor francés y testigo de Los Sitios llamado Belmas a un hecho que aconteció tal día como hoy, 18 de Febrero de 1809 en el convento de Santa Isabel.

Para completar el cerco sobre la ciudad de Zaragoza, al francés sólo le quedaba conquistar el Arrabal, y para poder llevar a cabo esta empresa no se andan con tonterías, desde el punto de la mañana cincuenta cañones vomitan metralla sobre San Lázaro desde el destruido y ya francés convento de Jesús. Se encuentran en ese momento unos 4.000 hombres defendiendo el Arrabal, Palafox ordena al barón de Warsage que se haga cargo de la defensa, pero justo cuando va a tomar cargo de la misma una bala perdida lo mata y queda tendido en el Puente de Piedra. Mal asunto, y a esto se suma que al mediodía San Lázaro ya está casi destruido y el Arrabal era de todo menos un remanso de paz, los defensores casi sin munición hacen lo que pueden frente a la artillería francesa.
La confusión es grande, tan grande que en los combates casa por casa que se dan se producen muertos y heridos por parte del propio bando, el gabacho poco a poco se va haciendo con el Arrabal y nada ni nadie puede impedirlo, cogen 1.500 prisioneros, los que no han muerto y pueden correr lo hacen y se tiran al Ebro antes que ser capturados, otros intentan huir en barcazas por el río, la desbandada es general, nuestros héroes que tan valientemente han luchado durante 60 días frente al invasor también son personas, la mayoría de ellos no pueden aguantar más tantas privaciones, tantas muertes, tanto dolor y sufrimiento...os recuerdo una vez más que la gran mayoría de ellos son civiles, de hecho cuando dos días más tarde la ciudad se rinde, muchos de los soldados y mandos franceses al ver desfilar a los pocos habitantes que quedan y entregar sus armas no pueden creer que les haya costado un mundo tomar una ciudad cuya defensa la han hecho en su gran mayoría civiles, y mucho menos en las condiciones en las que estaban, estos mismos soldados no muestran siquiera alegría por la victoria, sólo alivio, y son los mismos que vienen triunfantes de los campos de batalla europeos frente a ejércitos como el prusiano o el ruso.

Dentro de este caos se produce uno de los hechos más increíbles dentro de los muchos episodios de valentía en Los Sitios.
Cuando los franceses están ya dentro del Arrabal se encuentran frente al convento de Santa Isabel, y más concretamente frente a las puertas que dan acceso al patio, deciden echar la puerta abajo colocando una batería frente a la puerta, no os tengo que explicar como eran estas de grandes y robustas. Tras varias descargas consiguen echar la puerta abajo y los franceses sonríen, pero se les muda la cara cuando ven que la puerta se vuelve a levantar, el oficial a cargo de la batería ordena fuego concentrado con más violencia si cabe, otra vez la consiguen derribar ¡¡¡¡y otra vez se levanta!!!! parece obra del mismo diablo...se acabaron las tonterías, ordena hacer fuego contra los pilares que hacen de marco, esta vez ya no se vuelve a levantar y entran a sangre y fuego en el convento y lo que ven es acongojante, debajo de la puerta se encuentran decenas de cuerpos aplastados por el peso de la misma. Los defensores al ver como cae la primera vez la levantan y sostienen con sus cuerpos, cuando cae la segunda, bajo sus hojas mueren aplastados sus humanos puntales pero el resto no se queda mirando y lamentándose, si no que rápidamente la levantan y la sostienen de nuevo, con la siguiente andanada a los pilares vuelve a caer y vuelve a matar a los que detrás de ella se encontraban.

¿Son o no son héroes? Yo creo que si.


En la Plaza de los Sitios, en el conjunto del monumento a Los Sitios podéis ver el episodio de "La Sublime Puerta"

sábado, 14 de febrero de 2009

De Atenienses y Plateos



En esta nueva entrada contaré como unos hombres libres ganaron al mejor ejército que había en el mundo conocido...hasta que se enfrentaron a ellos.
El 12 de Agosto del año 490 a.c. se enfrentaron en la llanura de Maratón el ejército compuesto por atenienses y plateos contra el ejército persa. Los griegos al mando de Milcíades, Temístocles (héroe de Salamina) y Calímaco, los persas bajo el bastón de mando de Datis y Artafernes.
Los persas acostumbrados que allá por donde pasaban arrasaban, pensaban que que los griegos se rendirían casi sin presentar batalla, como más tarde nos cuenta la historia, se equivocaban y de largo.

Una vez que los persas desembarcan en la llanura de Maratón, los griegos se ponen en marcha, deben de presentar batalla y además tienen que ganar por narices, de lo contrario Atenas caería, este era el plan de los persas, destrozar al ejército ateniense y luego arrasar la ciudad del Ática.
Durante cinco días los dos ejércitos marean la perdiz, los atenienses esperan a que los espartanos acudan a la petición de ayuda, pero al final no aparecen (llegarán un día después y de quedaron a bolos de ver lo que allí había pasado), por lo tanto atenienses y plateos deberían de zurrarse la badana solos.
El ejército griego estaba compuesto por unos 11.000 hombres, de ellos 10.000 atenienses y 1.000 plateos en números redondos, los persas 20.000. Estos 11.000 hombres no eran profesionales como lo podían ser los espartanos o el mismo ejército persa, eran ciudadanos atenienses que de vez en cuando entrenaban juntos maniobras militares, pero todos tenían su oficio del cual vivían. El que podía se pagaba la panoplia de hoplita, que no era nada barata, y estos eran los que luchaban en el centro de la falange helena, los más ricos eran los que más arriesgaban.

Milcíades, Temístocles y Calímaco discuten la táctica a desplegar, a lo que más temen es a los arqueros persas, si se quedan esperando los asaetearan como a pollos, y si cargan contra los persas...más de lo mismo ¿qué hacer?. Lo primero, Temístocles decide llevar la iniciativa y serán ellos los que se muevan ya que de esta manera tendrán a los persas contra el mar sin opción de huida fácil en caso de victoria, ¿pero como salvar 200 metros que los separan del alcance real de los arcos persas antes de llegar al cuerpo a cuerpo? como se dice vulgarmente...a la puta carrera, se le ocurre a un joven acarnio llamado Mimnerno en plan chulesco, pero ven que es la mejor opción. Atravesar esa distancia corriendo con los 35 kilos de la panoplia y encima sin perder la linea de falange parece imposible, eso sólo esta al alcance de la disciplina espartana.

Antes de amanecer Milcíades forma a su ejército, muy estirado para igualar la línea persa, todos están en sus posiciones y los hombres empiezan a andar en una perfecta formación hacia el enemigo, entonan el grito de guerra...E-le-léu, E-le-léu, E-le-léu...los persas están tan sorprendidos que casi los pillan con el pijama, rápidamente forman la linea y cubren huecos, los atenienses siguen avanzando escudo contra escudo y cuando quedan esos doscientos metros se plantan como un sólo hombre, justo en ese instante del amanecer un rayo de sol recorre al ejército griego, las armaduras de cobre relucen gracias a Apolo, los persas sólo pueden ver una línea deslumbrante y casi están cegados, la suerte está echada y los griegos parten con ventaja, el dios está con ellos, esto es lo que piensan y Temístocles da la orden que todos esperan, echan a correr como demonios y a la primera descarga de flechas suben los escudos por encima de su cabeza y siguen corriendo, son capaces, no pierden la linea, Temístocles no se lo cree. Ya no queda nada, a pocos metros dan la orden de bajar los escudos y sin parar de correr ni por un instante embisten a la confusa linea persa. El choque es brutal y en un primer momento los persas ceden ante la potencia griega, pero se rehacen y ahora es el centro ateniense el que cede... a idea, aguantan como pueden durante varios minutos, esa idea es que los persas se ceben con el centro griego y de esta manera las alas griegas más fuertes que el centro destrocen a sus gemelas persas, y sale perfecto, entre el centro y las alas envuelven a los persas y es un auténtica carnicería.
Los de Datis y Artafernes escapan como pueden hacía las naves que se encuentran a su espalda, muchos muertos griegos de los pocos que hubo en la batalla ocurren durante la persecución de los vencidos, los griegos, ciegos de victoria, se lanzan al agua en su persecución y algunos mueren bajo el peso de la panoplia y el propio cansancio.

La victoria es total y Filípides sale corriendo a Atenas cubriendo la distancia de 42 Km para avisar a sus habitantes con estas palabras: Nenikékamen (Hemos vencido) ojo, después de...
*Atenas-Esparta: 250 Km (dos días)
*Esparta-Maratón: 210 Km (dos días)
*Luchar como un condenado, aunque esto no está comprobado del todo.



lunes, 9 de febrero de 2009

El Reducto del Pilar




¿Cuántos de los habitantes de esta Ciudad Inmortal no ha quedado alguna vez en "los cañones del Corte Inglés"?
¿Cuántos saben porque están allí esos cañones?
Trataré de explicarlo.

Durante los cuatro meses de interludio entre el primer y segundo sitio, se llevan a cabo en Zaragoza y bajo al supervisión del coronel de ingenieros Antonio Sangenís nuevas obras defensivas para lo que se avecinaba, entre ellas estaban el reforzar la muralla del Campo del Sepulcro, fortificar el Monte de Torrero, el Puente de América, el Barranco de la Muerte, el convento de San José se convierte en una fortaleza y se construye el Reducto del Pilar, todo esto con muchas prisas, ya que no se sabía cuando aparecerían de nuevo las águilas imperiales por el horizonte.

Se encontraba en el mismo sitio en el que hoy se encuentra la Glorieta de Sasera, al otro lado del río Huerva, este baluarte defensivo, junto con el convento de San José, guardan los dos puentes sobre el río. Se cava un foso de unos tres metros de profundidad que termina y empieza en el Huerva, se une mediante trincheras a Santa Engracia, se equipa con 8 piezas de artillería y se nutre de 400 valientes al mando del coronel Domingo La Ripa. Sin embargo lo que más llama la atención es el cartel que cuelga a la entrada...

REDUCTO DE LA VIRGEN DEL PILAR INCONQUISTABLE POR TAN SAGRADO NOMBRE, ¡ZARAGOZANOS, MORIR POR LA VIRGEN O VENCER!

La Virgen del Pilar, más allá de ser una imagen religiosa es un símbolo para nuestra ciudad, los sitiados acuden a ella en busca de protección, fe y valor en numerosas ocasiones y los franceses bombardean la basílica del Pilar en cuanto la tienen a tiro para minar la moral de los sitiados.

Este baluarte junto con el de San José son los primeros que reciben a las nuevas tropas francesas que acuden a sitiar por segunda vez Zaragoza, y vienen con la intención de quedarse después del primer fracaso.
El día 10 de Enero las bocas de cañones francesas escupen fuego y metralla sobre estos dos baluartes como hasta entonces no se había visto en la capital maña, nunca el infierno estuvo tan cerca de la tierra. La toma del convento de San José merece un capitulo aparte, pero hoy nos centraremos en lo que pasó en Reducto del Pilar.
Tal fue la descarga de artillería sobre este punto en tan poco tiempo que enseguida quedaron inservibles los ocho cañones, los muros se vinieron abajo, el foso prácticamente se cegó, los parapetos quedaron inutilizados y lo único que les quedaba a los defensores eran sus propios cuerpos y agallas, muchas. Sangre, miembros mutilados, heridos y muertos entorpecían los movimientos de los defensores, por cinco veces en este día los franceses intentan el asalto al Reducto, por cinco veces los repelen, actos de valor se suceden, como el del capitán Higinio Francia que ve caer muerto a su hermano y corre a su lado para darle el adiós definitivo, La Ripa le dice que se retire, sin apenas mirarle se pone al frente de sus hombres y sigue tenaz a su mando.
A las cuatro de la tarde los gabachos entran con el cuchillo entre los dientes en el Reducto, nuestros héroes tienen un momento de vacilación y retroceden, y mandos como Amorós y García Marín los encorren sable en mano y les obligan a retroceder a sus puestos, consiguen de nuevo echar a los franceses de allí.
Durante los cuatro días siguientes se repiten las mismas escenas y cada vez quedan menos defensores, esta vez los franceses excavan trincheras para acercarse al Reducto a cubierto de la fusilería, la única solución es minar el propio Reducto y el puente sobre el Huerva, volarlo cuando los franceses se apoderen de el y que no puedan perseguir a los defensores. Durante la noche del 14 al 15 de enero casi todos los defensores se van de allí, sin embargo se necesita un último sacrificio, alguien debe de entretener a los franceses mientras se mina y vuela el puente, Mariano Galindo y sus hombres se presentan voluntarios sabiendo que la muerte cierta les espera, entretienen al francés al otro lado del Reducto mientras sus compañeros preparan el minado, la voladura la realiza el coronel La Ripa...los de Galindo quedan a merced del invasor ya que no tienen por donde escapar. El Huerva es ya de los gabachos.

Una vez que Zaragoza es tomada por los franceses empiezan los trabajos de desescombro y desaparecen todas las defensas que se hicieron, también desaparece físicamente el Reducto del Pilar, pero no así su memoria. Primero se construye un paseo arbolado y con bancos muy frecuentado que con el paso del tiempo se llamó Paseo de las Damas (hasta hoy día), luego en 1909 en el primer Centenario se levanta en la glorieta de D. Ricardo Sasera un obelisco conmemorativo en el lugar exacto donde estuvo el Reducto con dos inscripciones, la primera con parte del cartel de entrada del Reducto: "!Zaragozanos por la Virgen del Pilar, morir o vencer", y un poco más abajo !A los heroicos defensores del Reducto del Pilar, Primer Centenario de los Sitios 1908"
Poco después se cambió por un conjunto escultórico de bronce de Federico Amutio que se llama "Por la patria, 1808", que es el que todos conocemos.

Así, cuando os encontréis sentados otra vez en el murete que rodea al conjunto o al lado de un cañón, pensar un poco en lo que allí pasó.



jueves, 5 de febrero de 2009

La Primera

Hola a todos y bienvenidos.

Después de un tiempo pensándolo hoy me he decidido a comenzar esta andadura, este blog en el cual escribir aquello que me apasiona, la historia, en el amplio sentido de la palabra.
Existen varios blogs, de los cuales pondré enlaces en breve, que son impresionantes debido a su contenido, yo me vengo a sumar a este universo histórico y deseo, como mínimo, no desentonar.

Así que empezamos, estaba pensando por donde...y que mejor que por explicaros a que corresponde el recorte de pintura que enmarca el título del blog. Primero tengo que decir que siendo parido en la Capital del Ebro uno de los hechos históricos que me ha marcado desde pequeño fue el de Los Sitios de Zaragoza, además estamos metidos en la celebración de los mismos, así que mis primeras entradas hablaran de ellos.

Al lío. La pintura se llama "Ataque al Monasterio de Santa Engracia en Zaragoza el 8 de Febrero de 1809", un nombre cortito y fácil de recordar pero más descriptivo imposible.
No me voy a meter en la historia y el trasfondo en si (eso lo haré en las siguientes entradas), pero os contaré por encima que paso ese día.

Lannes, el mariscal a cargo de las tropas francesas y sustituto del inoperativo Junot, cambió por completo la táctica para la toma de la ciudad, si antes todos sus predecesores querían tomarla al asalto, lo cual se vio totalmente inútil debido al valor de los zaragozanos y al propio diseño de la ciudad, incluso el propio Lannes escribe a Napoleón:

-"Nunca he visto tan feroz ardor exhibido por nuestros enemigos en la defensa de esta ciudad. He observado a mujeres que se lanzaban a las brechas para dejarse matar...Majestad, ésta es una guerra de horror..."

Lannes se da cuenta de que el combate cuerpo a cuerpo es una ruina para su ejército, y para el defensor, de hecho envía un mensajero a Palafox con las últimas noticias de las victorias galas sobre los ejércitos españoles e ingleses en la península esperando que se rindiera, la respuesta de este es clara :

"El general de Aragón ni conoce el temor ni se rinde"

Viendo la cabezoneria aragonesa se decide por un continuo bombardeo de los puntos claves de la ciudad, además de un sistema de minas y contraminas para reventar desde el subsuelo importantes edificios y valladares maños, esto da resultado, pero en el Arrabal de Altabás los conventos de Jesús, San Lázaro y Santa Isabel son auténticas fortalezas para los defensores y aguantan en pie, Lannes, al amanecer del día 8 de Febrero dio orden de que veintidós cañones comenzaran a disparar sobre el de Jesús consiguiendo literalmente tirarlos, luego se ordena el asalto a la infantería francesa y los defensores se refugian en el cercano convento de San Lázaro, que cae también del mismo modo así como el de Santa Isabel.
Un poco más tarde el monasterio de Santa Engracia cae definitivamente en manos invasoras, era parte francesa desde hacía dos semanas, pero ese día se apoderan de todo el convento.





El cuadro nos enseña la última defensa de los zaragozanos en Santa Engracia en tan aciago día para ellos.