sábado, 2 de julio de 2011

Tespios olvidados


Este es el actual paso de las Termópilas, en el 480 a.c. sólo tenía unos metros de ancho, la costa estaba pegada al monte Calidromo

Aún no ha amanecido el tercer día de lucha en el Paso de las Termópilas, pero al pie del monte Calidromo y detrás del reconstruido muro focense, Leónidas ya sabe que los 10.000 Inmortales con Hidarnes al frente, su comandante, han recorrido durante la noche el sendero de Anopea que va desde las posiciones persas, delante de ellos, hasta justo detrás de sus posiciones, varios vigías bajan raudos del monte y le dan la noticia. Van a morir, no tienen retirada...pero aún están a tiempo. Los 1.000 hoplitas focenses que Leónidas ha apostado guardando el paso son una minucia para los persas, es más, pasan de ellos, van directos a cortarle la retirada y a toda velocidad, no hay tiempo que perder.
Efialtes, pastor de la zona y traidor a la causa griega se presenta en el campamento persa el día de antes, a cambio de una buena recompensa sabe como coger a los griegos por la espalda, guiándoles por un sendero desconocido para los invasores medos.
Jerjes no tiene nada que perder, ya lleva dos días de lucha y los griegos no ceden ni un ápice de terreno, aquello que iba a ser un toma, pan y moja (las Termópilas y la conquista griega en si), se está convirtiendo en el cuento de nunca acabar, por más oleadas de persas que mandan a acabar con los griegos, la falange permanece inalterable, el muro de escudos, aspis, es impenetrable, las kopis y dorus, espadas y lanzas son máquinas de cortar, atravesar,machacar y triturar. Aparte de que en el mano a mano los helenos les daban sopas con honda a los medos, hay que tener en cuenta que el lugar elegido por Leónidas para lucha no tenía más de 20 metros de ancho, a la derecha el mar, a la izquierda el Calidromo, de esta manera eliminaban la superioridad numérica persa y los obligaban a luchar casi uno a uno...y claro, caían como moscas. Los persas eran unos 65.000-80.000, no más, aunque Heródoto diga que dos millones.

jueves, 14 de abril de 2011

Faraón y General: Tutmosis III


Nunca antes se había hecho algo parecido y nunca después se llego a igualar. Así podemos presentar al faraón más importante de los 3.000 años del Imperio Egipcio, Tutmosis III, también conocido como el Napoleón egipcio y precursor de Alejandro Magno. Empezamos.

Fue el sexto faraón de la XVIII dinastía, esta reina en Egipto desde el año 1.567 hasta el 1.320 a. C. y el reina desde el 1.479 hasta el 1.425, 54 años de reinado, lo que le convierte en el segundo más largo, sólo superado por Ramses II con 66 años. Bajo su mandato el Imperio llegó hasta donde nunca había llegado, desde el reino de Niya en la Siria actual, hasta la cuarta catarata del Nilo, al norte de Sudán, esto lo consiguió mediante 17 campañas militares. Es el Imperio Nuevo, la época más gloriosa de Egipto.
Era hijo de su padre Tutmosis II, como es lógico por otra parte, y de una concubina real que no era nadie en la corte, pero como su padre murió sin descendencia masculina de su Esposa Real, Hatshetsup, este fue nombrado faraón, al ser un querubín compartió regencia con su madrastra-tía-faraón (autonombrada) Hatshepsut durante 22 años, famosa por ser la primera mujer-faraón, por dejarnos su templo funerario Dyeser-Dyeseru en Deir el-Bahari y por ser la reina más importante de Egipto . Durante este tiempo esta a la sombra, pero ya de muestra sus dotes al mando del ejército egipcio.