viernes, 12 de septiembre de 2014

El Premio de una Victoria

Y no de una victoria cualquiera, de la victoria de Waterloo, que no es moco de pavo, y el ganador del premio fue Arthur Wellesley, más conocido como duque de Wellington.
A lo largo de su vida recibió infinidad de reconocimientos, nombramientos y parabienes, tanto militares como civiles, el personaje es uno de los más importantes no ya de la historia de su país, si no de la historia mundial. 
El premio del que vamos a hablar llega hasta nuestros días no exento de polémica. Justo después de la victoria de la Séptima Coalición, liderada por Wellington y Blücher ante Napoleón en Waterloo, el rey de los Países Bajos Guillermo I, e integrante de esta coalición,  le ofrece como reconocimiento de la victoria el titulo nobiliario de príncipe de Waterloo, evidentemente este título no sólo es papel, recibe con él 10,5 km2 de tierra en territorio por aquel entonces holandés y cercano al campo de batalla, además 20.000 florines anuales.
Este titulo nobiliario todavía lo llevan los duques de Wellington...y por supuesto siguen teniendo esas tierras y siguen cobrando el dinero equivalente. Se calcula que en estos 200 años han recibido en torno a 33 millones de libras.

Evidentemente las cosas han cambiado en el mapa europeo desde 1815, año de la batalla de Waterloo, el territorio donde están las tierras del principado ya no son los Países Bajos, a partir de 1839 y después del Tratado de Londres es Bélgica. 
A día de hoy hay unos 70 granjeros que están pagando en torno a 130.000 libras anuales al 8º duque de Wellington por el uso de sus tierras, ha sido llevado hasta el parlamento belga varias veces para evitar este pago considerado medieval en pleno siglo XXI, pero es uno de los puntos que se firmó en el tratado anteriormente citado, en el año 2009 el ministro belga de economía dijo que no se iba a incumplir tal acuerdo ante la pregunta de un parlamentario sobre la cuestión.
La lucha sigue, lo gracioso de todo esto es que una parte, y no pocos, de esos granjeros que tienen que pagar por utilizar esas tierras, dicen que no les importa, que lo consideran un alquiler justo y que a cambio muchos años son invitados a visitar Stratfield Saye, la "casa" que Wellington compró después de la batalla y que es la residencia actual de los duques.

Daguerrotipo del primer duque de Wellington, Arthur Wellesley, 1844.



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