Todos sabemos y hemos escuchado del desastre de "La Gran Armada", el apodo de "Invencible" fue puesto por los ingleses para dar más importancia a su "victoria". Pongo entre paréntesis lo de victoria ya que el desastre no fue tanto como nos han querido contar los hijos de Albión.
El problema de todo esto es que la historia la escriben siempre los vencedores, y en este caso Inglaterra fue la vencedora pero también fue potencia mundial durante dos siglos y hubo hechos que se "olvidaron". Existen dos muy importantes que ellos no pusieron mucho empeño en contar, y nosotros, como gilipollas que somos con todas las letras apenas conocemos, ya que en muchas ocasiones sentimos vergüenza de nuestro pasado. Quiero escribir dos entradas sobre dos momentos olvidados y poco conocidos.
En este primer artículo me centraré en el desastre de la Contraarmada inglesa, y en el siguiente el capítulo del Sitio de Cartagena de Indias y nuestro héroe don Blas de Lezo.
Nada más que a la reina Isabel de Inglaterra se le bajaron las amígdalas por debajo del collar al ver frustrada la invasión española de su querido territorio, decidió que este hecho no podía volver a ocurrir. La reina pensaba más que sabía que Felipe II disponía de recursos para volver a construir otra enorme flota con la que amedrentar y volver a intentar el desembarco con los temibles tercios.
El problema de todo esto es que la historia la escriben siempre los vencedores, y en este caso Inglaterra fue la vencedora pero también fue potencia mundial durante dos siglos y hubo hechos que se "olvidaron". Existen dos muy importantes que ellos no pusieron mucho empeño en contar, y nosotros, como gilipollas que somos con todas las letras apenas conocemos, ya que en muchas ocasiones sentimos vergüenza de nuestro pasado. Quiero escribir dos entradas sobre dos momentos olvidados y poco conocidos.
En este primer artículo me centraré en el desastre de la Contraarmada inglesa, y en el siguiente el capítulo del Sitio de Cartagena de Indias y nuestro héroe don Blas de Lezo.
Nada más que a la reina Isabel de Inglaterra se le bajaron las amígdalas por debajo del collar al ver frustrada la invasión española de su querido territorio, decidió que este hecho no podía volver a ocurrir. La reina pensaba más que sabía que Felipe II disponía de recursos para volver a construir otra enorme flota con la que amedrentar y volver a intentar el desembarco con los temibles tercios.
Isabel I con el chandal de domingo celebrando la victoria sobre la Gran Armada
Aprovechando la derrota de La Gran Armada, reunió a almirantes, nobles, consejeros y comerciantes y expuso el plan. El tema era dar el golpe de gracia a lo que quedaba de la flota española del Atlántico destruyéndola en los puertos de La Coruña, San Sebastián y Santander, pese a lo que pensaban los ingleses, la mayoría de los barcos de guerra auténticos españoles, galeones, consiguieron llegar a puertos hispanos y se estaba procediendo a su reparación.
Una vez conseguido esto y con España sin reacción posible, el siguiente paso era darse un rulo por Lisboa y provocar una revuelta en contra de Felipe II para desestabilizar al Imperio. Y por último se quería establecer una base permanente en Las Azores para desde aquí, intentar el asalto y robo de las riquezas que venían de las américas con rumbo a Cádiz. Bueno y ya que se ponían y como buenos ingleses aprovechar el viaje para hacer un poquitín de rapiña y sacar al menos beneficios, el viajecito les costaba la cifra de 160.000 libras de la época.
Desde su planificación hasta su desenlace final fue una cagada de proporciones monumentales. En la empresa estaban metidos (ya que tuvieron que pagar la expedición entre todos) un compendio de gentes que hizo imposible el buen término de la misma. Empresarios, nobleza, la propia reina, piratas, holandeses, mercenarios, mercaderes y diferentes gremios. Esta amalgama de personas y estratos sociales hizo que cada cual tirase por su lado y buscando el beneficio propio. Se pensaban que esto iba a ser poco menos que un desfile, el mismo exceso de confianza que nuestra Armada.
El peor de todos era Sir Francis Drake para ellos, para nosotros simplemente "el piratilla", el mismo chulín que según la leyenda espero a acabar una partida de bolos para "hacer frente" a la Gran Armada, lo cual no se lo cree ni el que lo escribió.
El piratilla Francisquín.
La flota estaba compuesta por 170 naves, 40 más que la Gran Armada. Antes de salir de puerto inglés, problemas. Mal tiempo, retraso de las naves holandesas, mala logística...todo esto hace que se demore la salida en demasía y acaban consumiendo 1/3 de los víveres. La primera en la frente. Cómo ya se ha dicho, más que una expedición militar (que no lo era) parecía vacaciones en el mar, es por ello que sólo había 1.800 soldados dignos de llamarse así, el resto, 19.000 eran voluntarios. También indicar que no llevaban armas de asedio ni caballería, vamos, un completo.
El 13 abril de 1.589 zarpa la flota inglesa. Debido al retraso y al miedo en embarrancar en el Golfo de Vizcaya, Drake pasa de entrar en San Sebastián, también pasa de largo de Santander donde la mayoría de las reparaciones se llevan a cabo y va directamente hacia La Coruña, esta es la versión oficial, pero hay otra versión la cual me creo más. El piratilla en cuestión escucha a mitad de camino a las costas españolas que un galeón acaba de llegar a La Coruña procedente de América con apenas 5 millones de doblones de oro, vamos, una pedazo de fortuna que un pirata como Francisquito no quería dejar escapar ni jarto grifa.
Total que a eso de las cinco del 4 de Mayo llegan a puerto gallego la mayoría de las naves inglesas. La otra parte se dirige a Lisboa. Por supuesto del barco del oro ni rastro.
En la Coruña había poca guarnición militar, unas 1.500 personas, sin embargo tal y como nos cuenta la historia en múltiples ocasiones, la población civil se une bajo un mismo propósito, no entregar la ciudad jamás. Antes la muerte.
La artillería española entra en acción pero no pueden detener a la flota inglesa que se adentra en el puerto e incluso en la ria, fondean y desembarca la soldadesca en número de 12.000. don Juan de Padilla, el militar al mando opta por evacuar a todo el mundo de la parte baja, y se suben a la parte alta, a la ciudadela, mejor defendible. El 5 de mayo los ingleses toman toda la parte baja de La Coruña y se dirigen hacía las murallas para su asedio, militares y civiles se mentalizaron para una lucha sin cuartel.
Los ingleses minan las murallas y van cayendo una tras otra, los huecos por donde se cuelan cada vez son mayores y la situación se torna muy complicada. Los coruñeses no reblan en su defensa y se producen cientos de muertos por ambas partes, empiezan a retroceder ante el empuje inglés. Pero aquí se produce ese hecho que cambia la situación 180º. Un alférez inglés mata a un defensor llamado Gregorio Recamonde, es el marido de María Pita (y a partir de ese día heroína), una joven de apenas veinte años que estaba codo con codo en primera linea con su esposo. Al verle caer al suelo, coge su arcabuz y le mete un tiro al alférez, este muere en el acto, y a la vez grita "quien tenga honra, que me siga!!". Dicho y hecho, todo el pueblo coruñés enfervorizado se lanza ciudad abajo persiguiendo al british, estos al ver la que les venía encima sólo les queda poner pies en polvorosa.
Objetivo I: fracaso total.
La heroína coruñesa María Pita.
Después del rotundo fracaso en tierras gallegas, del que salieron trasquilados y sin ni un doblón que echarse a la faltriquera, les quedaba intentar meter baza en Portugal para el levantamiento y revuelta contra Felipe II, al que habían jurado lealtad los nobles portugueses en 1.580. Los ingleses querían meter una cuñita en la península empezando por Lisboa y hacer de mosca-mula a nuestra flota venida de las americas.
A los portugueses les ofrecieron ayuda militar (casi se les rien en la cara) y dinerito bueno (más falso que Judas). El personaje que querían poner en el trono portugués tenía menos carisma que un mosquito, Antonio I, al cual y a sus huestes ya les había dado cera el Duque de Alba por propasarse en sus quehaceres.
Total que en estas estabamos cuando la todopoderosa flota inglesa arriba a Lisboa, Felipe II casi ni se inmuta, ya que intentaron desembarcar para provocar jaleo pero vieron que no tenían pólvora ni municiones, casi no tenían alimentos, no tenían caballos ni cañones, en definitva, la risa.
Objetivo II: Otra columpiada.
Del tema de hacer en la Azores una base fija ni hablamos. Ni hablamos ya que estaban con la moral más baja que el portero del alcoyano después de los dos fracasos anteriores, sin mentar que habían muerto como ratas, sin comida y sin munición.
Objetivo III: Ni pensarlo.
Isabelita I, más cabreada que un mono, ordena a los jefes de la expedición que vuelvan que ya vale de hacer el ridículo por los mares. El piratilla no contento se obceca en sacar por los menos los gastos, intenta asaltar a un convoy español poveniente de América pero de nuevo fracasa, al final cansado llega a Inglaterra con apenas un botín de 26.000 libras, ni para pipas, encima la tripulación se le amotina en Plymouth y tiene que ahorcar a siete. El total fracaso sumió en la bancarrota a Inglaterra, al igual que nos paso a nosotros en 1.596 tras el saqueo de Cádiz por parte de los que te dije.
También nos dieron para el pelo en el mismo sitio en 1.587, esta vez fue el piratilla y en esta ocasión la lió parda el muy cabrito. Destruyo prácticamente toda la flota amarrada en la bahía de Cadiz preparada para la invasión de Inglaterra y en la primera captura de un barco proveniente de América se embolso más de 100.000 libras.
5.000 desertores, 36 buques a la fuga, 13.000 muertos, 30 buques hundidos o capturados es el precio que debieron de pagar por pasarse de listos. De nuestra parte 900 muertos, la gran mayoría de ellos civiles en La Coruña.
Esta guerra entre ingleses y españoles que duró desde 1.584 hasta 1.604 fue la ruina para los dos países, la ventaja que tenían los nuestros para recuperarse eran las riquezas que venían de América, pero aún así fue complicado.
En 1.604 se firmó la paz a petición inglesa y a partir de ese momento España no hizo si no incrementar su poderío naval, el cual acabó en la Batalla de las Dunas...pero esa es otra historia.
No os perdáis la próxima entrega que esto parece un cuento de niños comparado con la movida de Cartagena de Indias.
Grandes publicistas los de London. Si tuvieramos la mitad de talento para estas cosas... o al menos contaramos bien las nuestras porque a veces el enemigo lo tenemos en casa, escolti nen, egunon Iñaki.
ResponderEliminarBuen artículo. Qué ganas de leer el próximo sobre D. Blas de Lezo, el otro día hablabamos de él con el Troll... vaya tipo.
ResponderEliminarCuantas y mas veces cuantas,las veces que he leido todo lo que rodea la vida de nuestro HEROE BLAS DE LEZO,y de DON ALVARO DE BAZAN,y en el relato que nos has escrito,me sorprende,porque apenas lo conocia sinceramente,el valor del pueblo hacia una gran mujer MARIA PITA,pero fueron tantas escaramuzas,abordajes,contraabordajes,etc.
ResponderEliminarque me gustaria comentar,para que nos entendamos,que DON BLAS DE LEZO entre sus muchas azañas,al mando de un barco del tamaño 2 veces el de chanquete,paro a una ondanada de barcos ingleses una docena aprox.y al buque insignia se lo llevo a tierra remolcado como un perro travieso y extraviado.
Y mencionar el buen trato que les daba a sus prisioneros,fue todo un caballero,pues de el aprendieron todos,y repito todos los marinos que por suerte acariciaban el laurel de la victoria.
MUCHAS GRACIAS Y BUEN TRABAJO.
Estoy esperando el proximo capitulo.
Lo de la batalla de las Dunas tendrás que contarlo también, que yo no se de que va.
ResponderEliminarSi, lo contaré, que no soy inglés. Aunque se hará duro porque nos dieron un palo...
ResponderEliminarGracias Anónimo, ahora mismo estoy con Cartagena de Indias, espero que os guste.
Me lo paso teta leyendo tus artículos de historia, Takeda.
ResponderEliminarDe verdad, ha sido todo un descubrimiento este blog.
Vamos, que "te quiero un güevo", como le dijo el Presidente Camps al "Bigotes".
Ja, ja, no me tomes en serio.
Está muy bien cómo explicas los albores de la participación privada en las empresas o proyectos públicos. No ha cambiado nada; más o menos como ahora, pero los piratas y mercenarios ya no son británicos ni holandeses... ja, ja, ja.