Este nombre se le da, o se le daba al Imperio Otomano haciendo una metáfora con la puerta que daba acceso a las dependencias de dicho gobierno situada en Estambul.
Pero también tiene otro significado, el que le dio un escritor francés y testigo de Los Sitios llamado Belmas a un hecho que aconteció tal día como hoy, 18 de Febrero de 1809 en el convento de Santa Isabel.
Para completar el cerco sobre la ciudad de Zaragoza, al francés sólo le quedaba conquistar el Arrabal, y para poder llevar a cabo esta empresa no se andan con tonterías, desde el punto de la mañana cincuenta cañones vomitan metralla sobre San Lázaro desde el destruido y ya francés convento de Jesús. Se encuentran en ese momento unos 4.000 hombres defendiendo el Arrabal, Palafox ordena al barón de Warsage que se haga cargo de la defensa, pero justo cuando va a tomar cargo de la misma una bala perdida lo mata y queda tendido en el Puente de Piedra. Mal asunto, y a esto se suma que al mediodía San Lázaro ya está casi destruido y el Arrabal era de todo menos un remanso de paz, los defensores casi sin munición hacen lo que pueden frente a la artillería francesa.
La confusión es grande, tan grande que en los combates casa por casa que se dan se producen muertos y heridos por parte del propio bando, el gabacho poco a poco se va haciendo con el Arrabal y nada ni nadie puede impedirlo, cogen 1.500 prisioneros, los que no han muerto y pueden correr lo hacen y se tiran al Ebro antes que ser capturados, otros intentan huir en barcazas por el río, la desbandada es general, nuestros héroes que tan valientemente han luchado durante 60 días frente al invasor también son personas, la mayoría de ellos no pueden aguantar más tantas privaciones, tantas muertes, tanto dolor y sufrimiento...os recuerdo una vez más que la gran mayoría de ellos son civiles, de hecho cuando dos días más tarde la ciudad se rinde, muchos de los soldados y mandos franceses al ver desfilar a los pocos habitantes que quedan y entregar sus armas no pueden creer que les haya costado un mundo tomar una ciudad cuya defensa la han hecho en su gran mayoría civiles, y mucho menos en las condiciones en las que estaban, estos mismos soldados no muestran siquiera alegría por la victoria, sólo alivio, y son los mismos que vienen triunfantes de los campos de batalla europeos frente a ejércitos como el prusiano o el ruso.
Dentro de este caos se produce uno de los hechos más increíbles dentro de los muchos episodios de valentía en Los Sitios.
Cuando los franceses están ya dentro del Arrabal se encuentran frente al convento de Santa Isabel, y más concretamente frente a las puertas que dan acceso al patio, deciden echar la puerta abajo colocando una batería frente a la puerta, no os tengo que explicar como eran estas de grandes y robustas. Tras varias descargas consiguen echar la puerta abajo y los franceses sonríen, pero se les muda la cara cuando ven que la puerta se vuelve a levantar, el oficial a cargo de la batería ordena fuego concentrado con más violencia si cabe, otra vez la consiguen derribar ¡¡¡¡y otra vez se levanta!!!! parece obra del mismo diablo...se acabaron las tonterías, ordena hacer fuego contra los pilares que hacen de marco, esta vez ya no se vuelve a levantar y entran a sangre y fuego en el convento y lo que ven es acongojante, debajo de la puerta se encuentran decenas de cuerpos aplastados por el peso de la misma. Los defensores al ver como cae la primera vez la levantan y sostienen con sus cuerpos, cuando cae la segunda, bajo sus hojas mueren aplastados sus humanos puntales pero el resto no se queda mirando y lamentándose, si no que rápidamente la levantan y la sostienen de nuevo, con la siguiente andanada a los pilares vuelve a caer y vuelve a matar a los que detrás de ella se encontraban.
¿Son o no son héroes? Yo creo que si.
Pero también tiene otro significado, el que le dio un escritor francés y testigo de Los Sitios llamado Belmas a un hecho que aconteció tal día como hoy, 18 de Febrero de 1809 en el convento de Santa Isabel.
Para completar el cerco sobre la ciudad de Zaragoza, al francés sólo le quedaba conquistar el Arrabal, y para poder llevar a cabo esta empresa no se andan con tonterías, desde el punto de la mañana cincuenta cañones vomitan metralla sobre San Lázaro desde el destruido y ya francés convento de Jesús. Se encuentran en ese momento unos 4.000 hombres defendiendo el Arrabal, Palafox ordena al barón de Warsage que se haga cargo de la defensa, pero justo cuando va a tomar cargo de la misma una bala perdida lo mata y queda tendido en el Puente de Piedra. Mal asunto, y a esto se suma que al mediodía San Lázaro ya está casi destruido y el Arrabal era de todo menos un remanso de paz, los defensores casi sin munición hacen lo que pueden frente a la artillería francesa.
La confusión es grande, tan grande que en los combates casa por casa que se dan se producen muertos y heridos por parte del propio bando, el gabacho poco a poco se va haciendo con el Arrabal y nada ni nadie puede impedirlo, cogen 1.500 prisioneros, los que no han muerto y pueden correr lo hacen y se tiran al Ebro antes que ser capturados, otros intentan huir en barcazas por el río, la desbandada es general, nuestros héroes que tan valientemente han luchado durante 60 días frente al invasor también son personas, la mayoría de ellos no pueden aguantar más tantas privaciones, tantas muertes, tanto dolor y sufrimiento...os recuerdo una vez más que la gran mayoría de ellos son civiles, de hecho cuando dos días más tarde la ciudad se rinde, muchos de los soldados y mandos franceses al ver desfilar a los pocos habitantes que quedan y entregar sus armas no pueden creer que les haya costado un mundo tomar una ciudad cuya defensa la han hecho en su gran mayoría civiles, y mucho menos en las condiciones en las que estaban, estos mismos soldados no muestran siquiera alegría por la victoria, sólo alivio, y son los mismos que vienen triunfantes de los campos de batalla europeos frente a ejércitos como el prusiano o el ruso.
Dentro de este caos se produce uno de los hechos más increíbles dentro de los muchos episodios de valentía en Los Sitios.
Cuando los franceses están ya dentro del Arrabal se encuentran frente al convento de Santa Isabel, y más concretamente frente a las puertas que dan acceso al patio, deciden echar la puerta abajo colocando una batería frente a la puerta, no os tengo que explicar como eran estas de grandes y robustas. Tras varias descargas consiguen echar la puerta abajo y los franceses sonríen, pero se les muda la cara cuando ven que la puerta se vuelve a levantar, el oficial a cargo de la batería ordena fuego concentrado con más violencia si cabe, otra vez la consiguen derribar ¡¡¡¡y otra vez se levanta!!!! parece obra del mismo diablo...se acabaron las tonterías, ordena hacer fuego contra los pilares que hacen de marco, esta vez ya no se vuelve a levantar y entran a sangre y fuego en el convento y lo que ven es acongojante, debajo de la puerta se encuentran decenas de cuerpos aplastados por el peso de la misma. Los defensores al ver como cae la primera vez la levantan y sostienen con sus cuerpos, cuando cae la segunda, bajo sus hojas mueren aplastados sus humanos puntales pero el resto no se queda mirando y lamentándose, si no que rápidamente la levantan y la sostienen de nuevo, con la siguiente andanada a los pilares vuelve a caer y vuelve a matar a los que detrás de ella se encontraban.
¿Son o no son héroes? Yo creo que si.
Héroes, sí... y tozudos, como buenos maños. Que si no llegan a derribar los pilares de apoyo, aún estaría la puerta allí.
ResponderEliminarJejejejeje.
ResponderEliminarEstoy seguro que la media de testiculina detrás de esa puerta era muy superior a la media de dos por barba o moño.
Que grandes.